En el panteón Jardines del Humaya, el más ostentoso de Culiacán, Sinaloa, sobresale un mausoleo compuesto por cinco edificios con aire acondicionado, baños, vigilancia y habitaciones múltiples. Ahí yacen los restos de Arturo Guzmán Loera, alias “El Pollo”, el hermano menor de Joaquín “El Chapo” Guzmán.
Según los rumores, Arturito, como le decían de cariño, cuidó a los hijos del Chapo mientras este se encontraba en la cárcel, después de que fuera arrestado el 9 de junio de 1993 en la frontera con Guatemala. Sin embargo, en 2001, Joaquín Guzmán protagonizó su primera fuga espectacular en el penal de Puente Grande, Jalisco, cuando logró salir del centro penitenciario escondido en un carro de lavandería.
Ya en libertad, Arturito se convirtió en uno de sus más cercanos asesores, pero en agosto, las autoridades lo detuvieron en Ciudad de México por los delitos de narcotráfico en su modalidad de colaboración al fomento, producción, tráfico, extracción de cocaína y anfetaminas del país con destino a Estados Unidos.
También se le acusó de ser autor material de un narcotúnel de 60 metros construido para el tráfico de drogas en la frontera entre Tijuana y San Ysidro. Fue encerrado en la cárcel de máxima seguridad de “El Altiplano”.
Aquella detención fue interpretada por varios analistas de seguridad como el primer golpe fuerte contra el Chapo Guzmán en venganza por su inverosímil fuga de Puente Grande. El Capo, preocupado por su hermano menor, intentó de todas las maneras posibles conseguir la libertad de Arturo Guzmán. La idea que más lo convenció fue planificar otra fuga espectacular como las que él mismo protagonizó a lo largo de su carrera criminal antes de ser sentenciado a cadena perpetua en Estados Unidos.
La otra fuga
El plan consistía en sobrevolar un helicóptero, un Ranger 407 de la Bell Helicopter Textron que había comprado el capo, y que sería conducido por su piloto de confianza, “El Tinieblo” (a quién contactó en Miami y le ofreció USD 25 mil mensuales) por volar sobre el patio de la prisión en la que se encontraba “El Pollo” y bajar una caja de acero blindada para que Arturito se subiera en ella.
La idea del narco era instalar unos parlantes en la aeronave para decir que había una bomba en la caja de acero y que no dispararan porque luego vendría otro helicóptero a desactivarla. Al piloto le parecía disparatado el plan y siempre, con amabilidad, le mostraba la dificultad que representaba. El capo, sin embargo, no lo presionaba, simplemente soltaba la idea.
Sin embargo, el plan jamás pudo llevarse a cabo. Arturo Guzmán López fue asesinado de siete tiros con un arma 9 milímetros en el penal de máxima seguridad de La Palma. De acuerdo con la Procuraduría de Justicia del Estado de México, al “Pollo” lo asesinaron aproximadamente a las 19:00 horas del 31 de diciembre de 2004 en el área de locutorios del centro penitenciario.
La investigación de las Procuraduría General de la República (PGR) arrojó que el responsable había sido el preso José Ramírez Villanueva, quien estaba preso en ese mismo lugar desde 2002. Durante su estancia en La Palma , Arturo fue segregado en un área de detención especial, razón por la que participó en una huelga de hambre colectiva y tras ello, las autoridades a cargo del centro de detención recibieron un mensaje anónimo que delataba su plan de fuga.
Previamente, en 2002, el Tribunal Unitario de Toluca le había negado un amparo que iba en contra de su auto de formal de prisión decretada por el Juzgado Tercero de Distrito por violaciones a la Ley Federal en oposición a la Delincuencia Organizada.
Ramírez Villanueva, fue sentenciado a 42 años y tres meses de prisión. Lo encontraron penalmente responsable de los delitos de homicidio y portación de arma ilegal de arma de fuego de uso exclusivo de las fuerzas armadas. Una de las hipótesis sobre el asesinato de “El Pollo” fue por una supuesta orden de Osiel Cárdenas, ex líder del Cártel del Golfo.